David y José cruzan la plaza. Dos meses atrás su padre había renunciado a su puesto y a la indemnización a cambio de que ellos conservaran los suyos. Pero ahora la fábrica se llamó a quiebra y ninguno tiene trabajo. José piensa irse a las Canarias, se lo dice a David. Quizás en algún hotel o en la playa tenga mejor suerte. David no le responde, no habla desde que abandonaron la fábrica. En la casa, su padre dirá muchas cosas sólo para decir que no debe preocuparse y le apoyará la mano en la espalda. Piensa en eso y permanece en silencio. José decide dar unas vueltas antes de regresar, parece tener un plan. David termina de cruzar la plaza, se sienta sobre el cordón y observa: sobre la vereda de enfrente, junto a la heladería, una niña saca un oso de peluche de una máquina.
domingo, 16 de enero de 2011
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